miércoles, 29 de abril de 2015

Colectivismo, Individualismo y Democracia



-La planificación económica, también llamada "colectivismo" se podría definir como la organización deliberada de los esfuerzos de la sociedad en pro de un objetivo social determinado, como bien definió Hayek, según sus partidarios con el fin de subsanar los problemas derivados de individuos caprichosos e irresponsables que pudieran afectar a la sociedad.

Las diversas clases de colectivismo, desde las históricas hasta las actuales, fascismo, comunismo, anarco-comunismo, euro-comunismo... difieren entre sí, algunas de sobremanera, sobre el objetivo final hacia el cual desean dirigir los esfuerzos de la sociedad. Pero todas ellas, actuando casi como un ente unido con un enemigo común, difieren por completo de una cosa: La Democracia, y entiéndase ésta como el poder de los individuos a vivir su vida como les plazca, amén de dirigir libremente sus objetivos económicos, sociales o culturales hacia donde ellos consideren adecuado, es decir, la Democracia liberal e individualista.
El objetivo final de éstos colectivismos, o sociedades planificadas, se describe vagamente como "bien común", no se necesita de mucha reflexión para comprender que carece de un significado los suficientemente definido para determinar una vía de acción.
El bienestar y la felicidad de millones de personas no se pueden medir con una simple escala de más y menos, o con una gráfica llena de números, ya que éste bienestar, tanto a nivel colectivo como individual, depende de una multitud de variables que pueden crear una cantidad ingente de combinaciones... somos individuos, cada uno con sus propios objetivos, gustos, sueños, opiniones, ideas y placeres. Éste colectivismo además, necesitaría de una escala de valores que englobara a toda la sociedad, dando la espalda a quién no considere adecuada para sí mismo tales valores.
Otro problema fundamental, aparte de la anulación de la individualidad y la formulación de una escala de valores colectiva, es la imposibilidad de que una única mente, o un grupo de personas, pueda abarcar la infinita variedad de necesidades de todas las personas y asignar un peso definido a cada una de ellas para su satisfacción, ya que los fines de que pueda ocuparse serán tan sólo una minúscula parte de las necesidades de todos.

Sobre éste hecho descansa la totalidad de la filosofía individualista, y en primer lugar hay que decir que ésto no supone, como se suele afirmar a menudo, que el hombre es interesado o egoísta o que tenga que ser así, sino que hay que dejar que cada individuo siga sus propios valores y preferencias antes que los de otro cualquiera, que no estén sujetos al dictado de los demás, pues además, ciertos valores pueden ser contradictorios entre sí.

Esta posición no significa de ninguna manera que se excluya el reconocimiento de unos fines sociales, o que no se toleren comportamientos colectivistas, al contrario, se apoyan si son decisión libre de varios individuos que así lo quieran, pues no podemos olvidar que el ser humano es de naturaleza social, y la rotura completa con la sociedad puede conllevar a problemas, sabiendo además que en la economía moderna es necesaria, salvo escasas excepciones, la colaboración con el fin de idear, producir y distribuir bienes y servicios de forma eficaz.

Y ya para terminar y resumir, debemos reconocer que el colectivismo a lo largo de la Historia no ha traído grandes victorias, sino más bien grandes derrotas pues como ya se ha escrito, su incapacidad e ineficiencia de calcular y satisfacer las necesidades del conjunto de individuos sólo ha traído problemas de toda índole, esto no quiere decir que desechemos la idea del colectivismo como una forma apestada de organización social, puede funcionar en contadas ocasiones y situaciones, ya sea en una pequeña isla de 10 habitantes carente de recursos o en una comuna, pero no es compatible con el grado de avance social, tecnológico, poblacional y económico de la actualidad.


-Basado en un texto de Friedrich A. Hayek.- Camino de Servidumbre