jueves, 23 de mayo de 2013

David Crockett, defensor de la libertad




- David Stern Crockett, aventurero y leyenda popular americana fue uno de los que lucharon en El Álamo, cuya mayoría de defensores eran milicianos secesionistas texanos, hombres en alguna medida naturalizados "mexicanos" que lucharon contra el Imperio Mexicano y en parte contra el Gobierno de EEUU por la independencia de Texas. Crockett murió al igual que todos los otros defensores, aunque según algunas fuentes un grupo de media docena de defensores se rindieron, defendiendo la vieja misión española transformada en una improvisada fortaleza cerca de San Antonio de Béjar de una invasión mexicana, liderada por el dictador Antonio López de Santa Ana.

Crockett después de su carrera de supuesto aventurero, decía que mató a un oso cuando tenía tres años, y de miliciano en el 2º Regimiento de Milicianos de Tennessee se dedicó a la carrera política y en 1826 y 1828 fue elegido como congresista en el Congreso de los EEUU, durante su época como congresista defendió los derechos de los “squatters”, ciudadanos que habían sido excluidos de la compra-venta de terrenos del Oeste y por ende no poseían o apenas tenían, propiedades.
Durante una sesión en el Congreso, se debatía el gastar dinero público en pagar a la viuda de un oficial de marina, y Crockett saltó con su popular discurso “Not yours to give” (No es vuestro como para darlo) :

"Tengo tanto respeto por la memoria de los muertos como simpatía por los sufrimientos de los vivos, sea cual sea éste, como cualquier otro hombre de este Congreso, pero no debemos permitir que nuestro respeto a los muertos o nuestra simpatía hacia parte de los vivos nos lleve a realizar injusticias sobre el equilibrio de los vivos. No daré ningún argumento para probar que el Congreso no tiene poder para emplear este dinero en un acto de caridad. Cada miembro de esta sala lo sabe. Tenemos el derecho, como individuos, a donar tanto dinero como queramos a la caridad; pero como miembros del Congreso no tenemos el derecho de apropiarnos de los fondos públicos. Se han dado algunos argumentos razonables basados en que es un deber que se les debe a los muertos. Mr. Speaker, el fallecido vivió hasta mucho después del fin de la guerra; estuvo en su cargo hasta el día de su muerte, y nunca oí que el gobierno estuviera en deuda con él.

Todo hombre de esta sala sabe que no es un deber. No podemos, si no es mediante la mayor corrupción, apropiarnos del dinero para pagar una deuda. No tenemos la autoridad de apropiarnos de ella para emplearla en caridad. Mr. Speaker, he dicho que tenemos el derecho de donar tanto de nuestro patrimonio como deseemos. Soy el hombre más pobre de este congreso. No puedo votar por esta partida, pero daré una de mis pagas semanales para la causa, y si todos los miembros del congreso hacen lo mismo, la suma total será mayor que la partida solicitada."

Éste famoso discurso ha sido motivo de controversias, pues no está en el Registro de Debates del Congreso, por lo que no se sabe a ciencia cierta si fue pronunciado tal que así, o sí fue dicho alguna vez por Crockett, pero la que sí está registrada es su oposición a un proyecto de ley que ofrecía apoyo personal a la familia del General Brown en 1828.

Crockett escribió su auto-biografía A Narrative of the Life of David Crockett. Written by Himself “   y en las siguientes elecciones al congreso fue derrotado por un estrecho margen, se hizo masón por la Logia de Tennessee y marchó hacia Texas mientras buscaba voluntarios dado a los rumores de una inminente revolución texana, allí en 1836 moriría en defensa de sus ideas.

Una vida interesante, pero sin duda alguna sus ideas eran mucho más interesantes, un hombre íntegro al que podríamos llamar “libertario” … aunque viviera hace 200 años. 

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